Un par de herramientas que no pueden hacer falta en nuestro repertorio para trabajar en las instalaciones eléctricas residenciales son el marro y el cincel.
El marro es es una herramienta muy semejante al mazo, pero con un mango más largo, lo que permite ejercer una mayor fuerza en el impacto; esta característica es muy útil para hacer las ranuras en los muros de concreto o tabique. Existen en el mercado marros con longitud de mango de entre 10 y 14 pulgadas.
Para que sea manejable, se recomienda utilizar marros de entre 2 y 3 libras de peso.
Una opción al uso del marro es el martillo de bola, el cual es una herramienta de percusión combinada de acero y mango de madera o fibra, con cabeza cilíndrica y superficie de golpe plana.
Su superficie es redondeada en un extremo de la cabeza y plana en el otro. La superficie redondeada se usa para abrir agujeros en los muros de bloques de concreto, y la superficie plana para golpear la cabeza del cincel.
Se fabrican en varias dimensiones, pesos y medidas que van asociados a una letra que suele aparecer grabada en el lateral de la cabeza del martillo. Para trabajar en instalaciones eléctricas residenciales se puede utilizar el martillo de 32 onzas (2 libras), 40 onzas (2.5 libras) o 48 onzas (3 libras).
Es conveniente tener protegida la mano que soporte el cincel. También se ha de tener precaución con trozos sueltos de metal de la cabeza del cincel que puedan saltar o desplazarse.
Estas herramientas no requieren de un mantenimiento especial.
El cincel es una herramienta para labrar a golpe de martillo los agujeros y ranuras en los muros de concreto o tabique. Consiste en una barra de acero con un extremo acabado en un filo en forma de cuña; se usa poniendo este extremo sobre la superficie que se quiere ranurar y golpeando con el martillo por el extremo opuesto.
Para el trabajo en instalaciones eléctricas residenciales, el cincel tiene una diversidad de aplicaciones, que van, entre otras, de la apertura de orificios y canaletas en paredes y la rotura de cemento y hormigón al corte de ranuras, perfilado y desbastado. El filo de corte se puede deteriorar con facilidad, por lo que puede llegar a ser necesario un reafilado.
Básicamente un cincel consta de cuatro partes:
- La cabeza, que es el extremo que recibe el impacto de la herramienta de soporte.
- El mango, vástago o cuerpo, por donde se propaga ese impacto.
- La cuña, formada por las partes laterales donde se encuentran las áreas de corte.
- La arista de corte, que entrega el impacto a la pieza de trabajo.
El mango del cincel debe ser lo suficientemente largo como para sostenerlo con la mano. Si no fuera así, la cabeza de la herramienta quedaría apenas por encima de la mano, pudiendo causar lesiones. Los cinceles demasiado largos tienden a flexionarse, son difíciles de maniobrar y se parten fácilmente, por ello es importante buscar un equilibrio en las dimensiones del mango.
El cincel debe manejarse con sumo cuidado, procurando que la herramienta de soporte (martillo o marro) no resbale por el extremo del cincel y lesione la mano del operador. Las manos y la cara deberán protegerse con guantes y gafas de seguridad para amortiguar los golpes y el impacto de partículas. De ser necesario, se utilizará un cincel con guarda o protección circular de material plástico sobre la cabeza de la herramienta.
Debe tenerse en cuenta que el martilleo repetido termina por aplanar la cabeza del cincel, la cual adquiere una forma de hongo. Cuando ello ocurra, un amolado devolverá a la herramienta su forma original. Es muy peligroso utilizar cinceles con la cabeza aplanada a causa de las proyecciones de partículas metálicas que pueden producirse con la fuerza de una bala.
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