Debido a los severos percances sufridos por la Central nuclear de Fukushima, provocado por el tsunami que azotó Japón en marzo de 2011, una vez más la conveniencia de seguir o no utilizando la energía nuclear para fines pacíficos está en el centro del debate mundial.
El 11 de marzo del 2011 un sismo de proporciones terribles, 8,9 grados en la escala de Richter, azotó Japón y produjo un devastador tsunami que aumentó considerablemente el número de víctimas y personas desaparecidas por el temblor; y trajo además consigo graves daños a la infraestructura en viviendas, carreteras, comunicaciones, aeropuertos, así como a la Central nuclear de Fukushima. Aunado a este atroz acontecimiento el 26 de abril se cumplieron veinticinco años del peor accidente de la industria nuclear: Chernóbil. Este artículo es nuestra aportación al debate surgido de manera natural a nivel mundial acerca de los riesgos que entraña el uso de esta energía.
Para comenzar, es necesario plantear el gran estigma que pesa sobre ella, es decir, la primera manifestación de esta que conoció la humanidad fueron las detonaciones de las bombas atómicas en la Segunda Guerra Mundial, en Hiroshima y Nagasaki, justamente en el muy sufrido territorio de Japón. Esta situación ha hecho que el imaginario colectivo adopte la idea de que una central nuclear para generación de energía eléctrica es sinónimo de una bomba atómica. Los gobiernos de los países donde se tienen centrales nucleares para usos pacíficos tienen pendiente informar a la población cuáles son los alcances de una central nuclear, incluso poner en contexto la muy poco probable posibilidad de un accidente, así como sus consecuencias.
Existen en el mundo científicos muy serios que son detractores del uso de la energía nuclear, quienes se merecen todo nuestro respeto, sin embargo, muchos de los que opinan en contra de las centrales nucleares no tienen sustento técnico para hacerlo, con la energía nuclear siempre se argumentará su grave peligro para la humanidad, sin reconocerle ningún tipo de beneficio. Si realizáramos un ejercicio a nivel mundial de los últimos cincuenta años e hiciéramos una comparación de tres industrias: la petroquímica, la aviación y la nuclear para fines pacíficos, considerando los tres accidentes más graves de la industria nuclear, que son Tres Millas en Pensilvania, en los Estados Unidos, ocurrido en 1979; Chernóbil en la Unión Soviética, ocurrido en 1986; y ahora el más reciente ocurrido en la central de Fukushima en Japón, en 2011; los resultados quedarían a favor de la industria nuclear. Nuestro interés es exponer una serie de razones por las cuales se puede afirmar que la energía nuclear es segura y limpia. Respecto de los tres accidentes más graves de la industria nuclear debemos mencionar lo siguiente: Tres Millas ocurrió por un error humano y aun cuando el accidente fue de una gravedad extrema dado que el núcleo llegó a fundirse, lo que fue liberado de material radiactivo al medio ambiente fue casi imperceptible y no produjo ninguna víctima, además este accidente representa un parteaguas, ya que la industria nuclear reconoció que las centrales no eran infalibles y se produjo una transformación en varios aspectos torales de las plantas, en su diseño, en la formación de los operadores y en la planeación para respuesta a emergencias. Chernóbil igualmente se originó por errores humanos, pero sobre todo por realizar un experimento en línea, lo que derivó en el accidente que conocemos y que ha sido estudiado a profundidad.
Establecer que estos dos accidentes fueron resultado de errores humanos pretende poner en contexto que los procesos fallaron derivado de los errores humanos y en el caso específico de Chernóbil por pretender experimentar en línea y con los sistemas de emergencia inhabilitados.
Finalmente Fukushima es resultado del peor sismo y tsunami que se tenga registrado en los últimos cincuenta años, la naturaleza nos ha enseñado una y otra vez que la tecnología desplegada por el ser humano en muchos aspectos todavía no es capaz de contener las manifestaciones naturales de la energía.
En nuestro país se construyó en la década de los ochenta la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde. Este complejo nucleoeléctrico consta de dos reactores del tipo BWR, reactores de agua en ebullición. Inició operación comercial su primera unidad en junio de 1990, la segunda arrancó en abril de 1995. La Central Laguna Verde ha operado con muy altos estándares de producción con una constante: la seguridad.
Vale la pena mencionar las diferentes etapas por los cuales pasa un complejo nucleoeléctrico antes de que inicie operación comercial: emplazamiento del sitio; diseño de la central con su defensa en profundidad y sus sistemas redundantes (sistemas con la misma función, pero adicionales e independientes); la construcción, que demanda personal altamente calificado, el cual deberá aplicar un estricto programa de calidad, así como los códigos más rigoristas en materia de ingeniería y construcción; y la etapa previa al arranque, conocida como Puesta en Servicio.
Hablaremos sobre los aspectos más importantes de cada una de ellas:
Respecto a su emplazamiento la Central Laguna Verde se construyó en Punta Limón, municipio de Alto Lucero, en el estado de Veracruz, obedeciendo a criterios muy puntuales sobre los sitios donde será construida una central nuclear: zona de baja actividad sísmica, agua abundante para los sistemas de enfriamiento de la central, suelo rocoso que soporte la construcción de edificios de gran volumen y peso, accesibilidad y cercanía a los grandes centros de consumo; todos y cada uno de estos requisitos se cumplieron cabalmente.
El diseño de una central nuclear tiene intrínseco un concepto que se conoce como Defensa en Profundidad, el cual requiere de una serie de barreras físicas, que van desde las propias pastillas de dióxido de uranio, pasando por su encamisado de zircaloy (p. 18, revista 26), la vasija del reactor, hasta la contención primaria y secundaria; el objetivo de estas barreras es evitar la movilidad del material radiactivo. Adicionalmente cuenta con redundancias en los sistemas de suministro de energía eléctrica, posee tres divisiones, lo que significa que si falla una, se ocupa la segunda, y si pasa lo mismo, se ocupa una tercera. Existen también generadores diesel para alimentar los sistemas de enfriamiento de emergencia, estos entran a plena carga en 13 segundos.
La etapa de construcción es compleja por la serie de requisitos que existen en el programa de calidad y en los códigos de ingeniería y de construcción, lo que demanda personal altamente calificado.
Concluida la construcción, se inicia la Puesta en Servicio, etapa en la cual se prueban todos y cada uno de los sistemas que conforman la central en forma individual e interactuando, el programa avanza según resultados satisfactorios.
En la operación comercial de una central nuclear existen cuatro aspectos de la mayor relevancia, que son el fundamento de una operación segura:
Seguridad nuclear, cuyo objetivo fundamental es vigilar la correcta operación y funcionamiento del sistema de suministro de vapor nuclear, todas sus acciones van encaminadas a evitar daños al combustible y a los internos de la vasija del reactor.
Seguridad radiológica vigila todas las zonas de la central susceptibles de estar contaminadas, permite el acceso al personal a zonas contaminadas determinando los tiempos máximos de permanencia, controla la dosimetría del personal que labora en la central, así como de sus visitantes, para en caso necesario adoptar las medidas correctivas. En seguridad radiológica se observa una filosofía denominada ALARA, por sus siglas en inglés, que significa “Tan Bajo Como Razonablemente Pueda Lograrse”, aquí se maneja la estrategia conocida como: Tiempo, Distancia y Blindaje, quiere decir que entre menos tiempo de exposición tengamos a la radiación, menor será la posibilidad de daño; la distancia es muy importante, debemos alejarnos lo más que se pueda de una fuente de radiación para evitar daños; y ciertos trabajos demandan la cercanía a la fuente de radiación, por lo que debemos usar un blindaje que nos permita realizar las actividades sin riesgo de irradiarnos.
Seguridad industrial es responsable de que todos los trabajadores utilicen la ropa y los accesorios necesarios para su protección, vigila las acciones de los grupos de mantenimiento, operación y contratistas, para evitar acciones que conduzcan a un accidente o incendio, cuida que las maniobras se hagan con equipo y personal calificado, supervisa al personal contratista en recargas de combustible para que cumpla con todos los requisitos para su protección.
Seguridad física, finalmente, de la cual podría pensarse que sus principales funciones son la vigilancia, el control de acceso y la brigada contra incendio, sin embargo, incluye otras de gran envergadura, como son vigilar y establecer controles para evitar la posibilidad de un acto de sabotaje o inclusive de terrorismo (esto último consideramos que en nuestro país no está presente).
Adicionalmente a estas acciones, de las cuales se tienen indicadores monitoreados diariamente y que permiten ciclos de mejora continua, se cuenta con un envolvente muy importante tanto para la central, como para los trabajadores y la población: el Plan de emergencia. La idea común es que este únicamente se utiliza para decidir cuántas personas evacuar, cuántos albergues se utilizarán o cuántas pastillas de iodo (o yodo) estable deberán administrarse, es correcto, el plan contempla todas estas acciones, pero algo más importante es que desde que se detecta alguna condición de operación anormal o de emergencia, la operación de la planta se opera y administra con procedimientos de operación de emergencia.
Hablaremos ahora de algunos mitos acerca de las centrales nucleares:
1. Un alto porcentaje de la población piensa que una central nuclear puede explotar como una bomba atómica, esto es falso, una bomba atómica necesita un combustible enriquecido o dicho de otra forma de una pureza de entre el 90 y 95%, en una central nuclear el enriquecimiento o la pureza del combustible no rebasa el 10%.
2. Se ha dicho que un accidente en la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde afectaría varios estados de la república, incluso al Distrito Federal, falso también, los modelos de dispersión atmosférica con que se cuenta indican que la nube radiactiva no rebasaría los 16 kilómetros alrededor de la central, sin embargo, debemos reconocer que la severidad del accidente y la meteorología del momento juegan un papel decisivo, es decir, cuanto se daño el combustible nuclear, la dirección y velocidad del viento, la altura de la capa de mezcla son factores que pudieran llevar el material radiactivo más allá de los 16 kilómetros, pero existe otro factor por considerar: lo dañino de la radiación es cuando se tiene material radiactivo en altas concentraciones, pues da como resultado altas dosis, cuando sobre este material inciden agentes como el viento o la lluvia empieza una dispersión que da como resultado que las dosis disminuyan o se diluyan de manera drástica.
3. También se piensa que Laguna Verde frecuentemente realiza emisiones de material radiactivo líquido o gaseoso al medio ambiente, falso, en el proceso de generación se utiliza agua químicamente pura la cual absorbe el calor generado por la fisión nuclear y se transforma en vapor, este vapor a presión mueve las turbinas y el generador para producir energía eléctrica, después ese vapor se condensa en agua, este es un circuito cerrado que se conoce como ciclo termodinámico. Se utiliza agua de mar para el enfriamiento de la turbina, pero esta agua en ningún momento hace contacto con material radiactivo, por lo que después de cumplir su función es descargada al sur de la central, en la Laguna Salada, para su posterior reincorporación al Golfo de México.
Creemos que la mejor conclusión es a la que lleguen ustedes queridos lectores, nuestra intención fue fundamentalmente explicar ciertos aspectos y controles de la operación de una central nuclear, los cuales la hacen segura y confiable.
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