Cambio climático y ahorro de energía | Instalaciones Eléctricas Residenciales

Cambio climático y ahorro de energía

2013/02/13

Instalaciones eléctricas residenciales - Tierra y ahorro de energía

La teoría del cambio climático está en boga desde algunos años, existen defensores y activistas que la apoyan, y escépticos que la niegan. Uno de los puntos más importantes en el debate es el impacto que tendrá en la economía de los países, la pregunta que surge es ¿adónde iremos si destruimos el planeta en el que vivimos?

El cambio climático es el fenómeno que se observa en el aumento de la temperatura, tanto en la atmósfera terrestre, como en la superficie de los océanos, en las últimas décadas. El clima es resultado de muchos factores (la atmósfera, los mares, las capas de hielo, los organismos vivos, el suelo, los sedimentos y las rocas) y de las relaciones que existen entre ellos. El Sol, por ejemplo, puede variar en sus radiaciones, las corrientes marinas o los vientos pueden crear un cambio en la temperatura del planeta, sin embargo, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que entró en vigor en 1994 y fue firmada por 162 países, se acordó utilizar el término para referirse a los cambios provocados directa o indirectamente por el ser humano.

Aunque existe una polémica sobre las causas que pueden ser el origen, existe un acuerdo en que la concentración de gases invernadero es la principal y ha aumentado por la actividad industrial de los últimos 200 años. Siempre que utilizamos energía producida mediante combustibles fósiles,
enviamos este tipo de gases a la atmósfera.

Ver también: Ecoviviendas

La ONU ha creado el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) para analizar los datos científicos. Está compuesto por alrededor de 2500 investigadores de primer orden que han llegado a la conclusión de que es detectable la influencia humana en muchas de las variables naturales del clima. Según ellos, si los gases de efecto invernadero (GEI): dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y cloroflourocarbonos, se duplicaran, la temperatura se elevaría entre 1 y 3.5 0C, lo que puede no parecer mucho, pero debe considerarse que sería el cambio más drástico en los últimos 100 000 años y sería muy difícil que los ecosistemas se adaptaran.

El efecto invernadero existe de por sí en la Tierra. En la atmósfera encontramos dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, no obstante, representan menos de 1% de la composición total de gases. Los gases de invernadero cumplen la función de conservar la energía recibida del Sol, como si la Tierra tuviera una cobija para no dejar escapar el calor, sin ellos, la temperatura mundial decaería 30 0C, con lo que los océanos estarían congelados y la vida que la poblara sería muy distinta.

El problema surge cuando el balance de estos gases necesarios se rompe y lo alarmante es que su incremento no es lineal, el nivel de dióxido de carbono podría aumentar al doble dentro de 30 ó 50 años. Agregar este gas a la atmósfera aumenta la temperatura, lo que produce más vapor de agua proveniente de la superficie de los océanos. El vapor de agua resulta más eficaz como gas invernadero y, por lo mismo, la temperatura sube, este proceso es llamado retroalimentación del vapor de agua.

A esto hay que agregar que conforme el planeta se calienta, la nieve en los polos y las montañas disminuye, y la nieve tiene el albedo (el nivel que cualquier superficie tiene para reflejar la radiación que incide sobre ella) más alto con 86%, mientras que los océanos sólo de 5 a 10%.

Instalaciones eléctricas residenciales - Efecto invernadero y calentamiento global

Algunas consecuencias del efecto invernadero:

  • Si la capa de hielo la Antártida se derritiera, el nivel del mar aumentaría 61 m; bastan 6 m para inundar Londres y Nueva York.

  • Según un artículo de enero de 2004, estarían en peligro de desaparecer una cuarta parte de todas las especies de plantas y animales.

  • Estudios realizados en Canadá sugieren una pérdida de 100 millones de hectáreas de bosques tan sólo en su territorio.

  • Aumento de sequías y tormentas más intensas.

  • La expansión de enfermedades infecciosas propias de regiones tropicales.

¿Qué hacen los países?

En 1997, las naciones firmaron un pacto llamado el Protocolo de Kioto, que es el primer acuerdo mundial para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Fue ratificado el 16 de diciembre de 2004 con la firma de Rusia y vincula legalmente a los participantes. Estados Unidos se ha mostrado renuente a participar argumentando que daña su economía y duda acerca del papel del hombre en el incremento del calentamiento global.

Los efectos de este fenómeno han sido calculados por los economistas en un detrimento del crecimiento de hasta 20%, cuando las medidas para evitarlo no excederían 1%.

Ya que el protocolo expiraría en 2012, el año 2009 en Copenhague hubo una cumbre para establecer el rumbo de la política ambientalista en el mundo. En la reunión de diciembre de 2008, en Poznan Polonia, hubo grandes divergencias entre los países ricos y los pobres, pues éstos juzgaron insuficientes los apoyos de aquellos para enfrentar sus compromisos ambientalistas.

Pese a los desacuerdos, no debemos caer en un derrotismo estéril, debemos mantener la esperanza y hacer algo. En este problema es muy importante que exista una acción ciudadana conjunta, cada uno de nosotros forma parte de la solución. Es difícil, pero debemos transitar de los combustibles fósiles a las fuentes de energía renovable.

De lo que trata la Eficiencia Energética es de aprovechar de manera óptima la energía que consumimos y los productos y servicios resultantes de dicho consumo. Para lograrlo, nos valdremos de medidas como cambios en nuestros hábitos, inversiones de tipo tecnológico y de gestión. Es muy importante recordar que el consumo de energía eléctrica está relacionado con la emisión de dióxido de carbono, en Polonia, por ejemplo, 90% de sus centrales eléctricas funcionan con carbón.

Estas son algunas recomendaciones para evitar el cambio climático y ahorro de energía:

En el transporte


  • Comparte tu auto y utiliza el transporte colectivo, considera los beneficios de caminar, piensa en las horas pico, los embotellamientos y los problemas de estacionamiento.
  • Revisa con frecuencia la presión de tus neumáticos, así mejoras el rendimiento del combustible 3% por cada litro.
  • Mantén tu velocidad de manejo uniforme, evitando frenar o acelerar bruscamente ahorras 15% de combustible y alargas la vida de tu vehículo.
En el trabajo


  • Compra productos de papel reciclado, para elaborarlos se emplea entre 70 y 90% menos energía, además contribuyes a evitar la deforestación.
  • Cuando utilices papel o fotocopias, utiliza las dos caras.
  • Configura tu computadora para que, cuando no la utilices, automáticamente adopte el estado de ahorro. Para pausas largas, apaga el monitor.
  • Utiliza materiales que puedan ser reutilizados, como los cartuchos de tinta de las impresoras.

En la casa

  • Cuando pienses adquirir un aparato electrónico, escoge los que requieran de menos energía, la diferencia en el consumo puede ser de hasta 90%.
  • Desconecta los aparatos cuando no los utilices, en el caso del televisor u otros que utilizan control remoto, siguen ocupando un tercio de lo que ocupan regularmente aunque estén apagados, incluso los cargadores del teléfono celular.
  • Usa ollas de presión y tapa tus comidas durante la cocción.
  • Es importante que no coloques el refrigerador cerca de corrientes de aire que pasen por su parte trasera, pues incrementa su consumo 15%. Si permites que la escarcha exceda los 3 mm de espesor, aumentará 30%.
  • Cambia los focos comunes por lámparas flourescentes, los primeros sólo convierten en luz 5% de la electricidad que ocupan.
  • Racionaliza tu consumo de agua. El envío a los hogares se hace mediante bombas eléctricas.
  • Lava con agua fría, los lavaplatos y lavadoras utilizan entre 80 y 85% de su energía en calentar el agua.
  • Si secas tu ropa al aire libre, reduces en 320 kg la emisión de dióxido de carbono al año.
  • Planta un árbol. Uno sólo elimina una tonelada de dióxido de carbono a lo largo de su vida.

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