Uno de los inventos más influyentes del siglo XIX es la bombilla eléctrica, la cual es la fuente más cómoda, limpia y segura de luz artificial. Sustituyó a la iluminación generada por gas y permitió prolongar las actividades del día tanto en los hogares como en las fábricas. A pesar de todas sus ventajas, su uso generalizado tardó mucho más tiempo que la iluminación por gas, debido al alto costo que implicaba una red de distribución eléctrica en sus inicios.
Dentro de los proyectos de instalaciones eléctricas residenciales, comerciales o industriales, la iluminación es un factor importante a considerar ya que ésta puede influir en la calidad de vida. Puede afectar el estado de ánimo de las personas dentro de una casa, así como el trabajo y el desempeño de los trabajadores, ya sea en una nave industrial o en el quirófano de un hospital; puede dar calidez o provocar ambientes fríos; esto sin contar su aplicación en lugares especializados como museos o galerías.
Ver también: Iluminación.
La luz que es visible para el ojo humano es una parte de lo que se conoce como el espectro electromagnético, que comprende radiaciones de longitud de onda extremadamente pequeña, como los rayos gamma, hasta las ondas de radio, que alcanzan varios kilómetros de longitud de onda.
El espectro visible abarca desde los 380 nanómetros (nm) de longitud de onda, percibida como el color violeta, hasta los 780 nm, que se percibe como el color rojo. El nanómetro equivale a una milmillonésima parte de un metro (1nm = 1x10-9 m). Las radiaciones que están fuera de este rango son invisibles para nosotros.
Existen dos tipos de objetos visibles: los que emiten luz por sí mismos, -como el Sol y las estrellas- y los que la reflejan, que son cuerpos opacos, la mayoría de los objetos que nos rodean.
El ojo humano transmite las señales luminosas que percibe de los objetos -ya sea que emitan luz o solamente la reflejen- hacia centros nerviosos especializados del cerebro, donde son interpretados y producen el fenómeno de la visión.
La luz que es visible para el ojo humano es una parte de lo que se conoce como el espectro electromagnético.
Los objetos opacos absorben algunas frecuencias del espectro visible y reflejan otras. Por ejemplo,
si un objeto absorbe todas las frecuencias visibles y refleja la de 780 nanómetros, lo percibimos como rojo. Si absorbe todas las radiaciones y no refleja ninguna, lo veremos como negro. Si las refleja todas, lo percibiremos blanco.
La luz eléctrica se comenzó a producir a principios del siglo XIX cuando se comprobó que cuando una corriente fluye por un conductor, la resistencia que éste opone hace que parte de la energía eléctrica se convierta en calor. Si la corriente es suficiente, el filamento se calienta al rojo vivo y genera luz. Este es el principio de la lámpara de filamento incandescente, el foco eléctrico que conocemos.
Para la segunda mitad de este siglo, se habían hecho los experimentos suficientes para determinar que este dispositivo no funcionaría sin antes eliminar el aire alrededor del filamento con una bomba de vacío, así que en 1879, el famoso inventor Thomas Alva Edison logró generar luz durante 13 horas con un foco, usando hilo de coser carbonizado previamente en un horno.
Bombilla de Edison |
En 1910 el químico francés Georges Claude comenzó a producir una forma de luz eléctrica mucho más eficaz que no necesitaba filamento. Hizo pasar una corriente eléctrica a través de gas neón, con lo que produjo una brillante luz roja. Aunque este tipo de luz se conoce como luz neón, también se emplean otros gases nobles (inertes) como el xenón y el argón, que producen luz de diferentes colores.
La radiación ultravioleta producida por la lámpara de vapor de mercurio condujo a otra innovación: la luz fluorescente. El interior del tubo de la lámpara de mercurio se recubre con productos derivados del fósforo, la radiación ultravioleta los vuelve fluorescentes y producen luz visible, de un color que depende del fósforo elegido. El alumbrado fluorescente que se mostró por primera vez en la Feria Mundial de Nueva York en 1939, brindó cuatro veces más luz que las lámparas incandescentes con el mismo consumo de electricidad.
Actualmente, existe una amplia gama de dispositivos que generan luz eléctrica para las diferentes aplicaciones que demanda el mercado, disponibles en diferentes precios y calidades.
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MUY BUEN APORTE, MUCHAS GRACIAS.
ResponderBorrarNo hay de qué. Un placer. Gracias por tu comentario. Saludos
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