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2013/10/21
Breve historia de los sistemas eléctricos subterráneos en México
Por su alto nivel de confiabilidad, los sistemas eléctricos subterráneos han crecido significativamente en los últimos años.
Aunque los primeros pasos para transmitir electricidad vía subterránea se dieron en 1880, fue hasta 1924 que en México comenzó a introducirse este tipo de sistema con la puesta en marcha de 3 alimentadores radiales cuya capacidad era de 3000 V; 2 años después (1926) se usaron 2 alimentadores radiales y su capacidad aumentó al doble con 6000 V.
Pero fue hasta los años sesenta que la CFE comenzó a construir sistemas eléctricos subterráneos con cables aislados secos y transformadores convencionales. En esta época, la construcción de dichas redes representaba grandes inversiones debido a que los materiales utilizados eran muy costosos e inaccesibles.
A partir de 1970 se introdujeron los transformadores tipo sumergible y pedestal de frente-fuerte, y con ellos los conectores pre-moldados separables.
En el año 2002, en el Congreso Nacional de Especialistas de Sistemas Eléctricos Subterráneos se presentaron las nuevas normas de distribución de líneas subterráneas, haciéndolas menos costosas sin menoscabo de su confiabilidad. Se estableció que los planos deben realizarse conforme a los proyectos e indicaciones de la supervisión de la obra de la CFE; además para esto se tiene que utilizar equipo topográfico para evitar las posibles interferencias y cruzamiento con otras instalaciones existentes, ya sea con cables de teléfono, agua potable, drenaje o alumbrado.
En 2005 este tipo de sistemas fueron en ascenso; en un inicio sólo se proyectaban en zonas residenciales, centros turísticos, hoteles y grandes naves industriales.
En la actualidad, las instalaciones que requieren remodelación y las que en un futuro se realicen, son y serán subterráneas, y aplican para desarrollos de vivienda (de interés social, medio y residencial), centros históricos, zonas turísticas, centros de recreación, parques industriales y todo tipo de obra eléctrica que requiera de alimentación, salvo que las condiciones del terreno demanden una instalación aérea.
Una de las ventajas que ofrecen las redes subterráneas es la reducción en los cortes de suministro de energía por cuestiones ajenas al sistema (sismos, derrumbes, inundaciones, maremotos, etcétera), porque la instalación no está expuesta, lo que garantiza la continuidad del servicio y/o el rápido restablecimiento del mismo.
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