Antes de que se inventaran los refrigeradores, las personas conservaban alimentos como carnes y pescados mediante procesos de salado o ahumado.
Pronto descubrieron que los alimentos sometidos a bajas temperaturas se conservaban sin deteriorarse y, según la Historia, durante el siglo XVIII se acostumbraba que los sirvientes de los ricos, recogieran hielo en el invierno y lo almacenaran bajo tierra en cajas junto con alimentos (carne) previamente procesados con sal, para conservarlos congelados hasta el verano.
En 1858 se construyó el primer refrigerador para la industria del hielo, tenía un sistema de refrigeración que consistía en utilizar un gas (amoniaco) alojado en una tubería, al circular frío en el interior del refrigerador absorbía el calor de los alimentos y los enfriaba, cuando salía al exterior ese gas caliente era convertido en líquido al aumentar su presión; así reducía su temperatura para introducirse nuevamente en el interior y repetir el ciclo.
Hasta 1930 aparecieron en el mercado los primeros refrigeradores eléctricos para el hogar, diseñados por la compañía General Electric, los cuales, durante la década de los 50, incluyeron innovaciones como el descongelado automático y la producción de cubos de hielo.
A finales de los 80, en nuestro país surgió la necesidad de hacer un uso eficiente de nuestros recursos energéticos, de tal forma que el Gobierno Federal determinó establecer Normas de Eficiencia Energética para los productos de uso generalizado, siendo necesario hacer una Norma para refrigeradores y congeladores electrodomésticos.
La primera versión de esta Norma se publicó en 1994 como NOM-072-SCFI-1994, pero entró en vigor hasta 1995, y se obtuvieron ahorros de consumo de energía eléctrica hasta de 11.5% respecto de los refrigeradores fabricados antes de que fuera publicada.
En ese entonces, los refrigeradores consistían de un compartimento separado del congelador por una placa previamente ensamblada, eran de una composición de clorofluorocarbono (CFC) y el aislamiento térmico utilizado en las paredes del refrigerador era un agente espumante de CFC.
Después de que los consumidores obtuvieron grandes beneficios con la aplicación de la Norma, la competencia entre fabricantes de refrigeradores electrodomésticos condujo a que continuaran mejorando sus productos, y los límites energéticos fueron actualizados en una segunda versión de la Norma publicada en julio de 1997 como NOM-015-ENER-1997. En esta ocasión los ahorros obtenidos fueron del 14.7% en comparación con la primera versión.
Fue así como las empresas empezaron con la fabricación de refrigeradores de alta eficiencia energética, los cambios en su diseño fueron:
- Se separaron los compartimentos de alimentos y el congelador por medio de una división intermedia, utilizando el mismo material aislante en todo el refrigerador.
- Se mejoró el control de temperaturas en los compartimentos.
- Se perfeccionaron los principales componentes del sistema de enfriamiento, como el compresor, el termostato y el evaporador.
- Se cambió el agente espumante colocado en las paredes del refrigerador por otro aislamiento a base de hidroclorofluorocarbono (HCFC).
- Se sustituyó el refrigerante utilizado en el compresor, por otro a base de hidrofluorocarbono (HFC).
Considerando que existían en el mercado refrigeradores de alta eficiencia, en el año 2000 el FIDE elaboró una Especificación para este producto en la que se establecieron ahorros de energía eléctrica superiores a la Norma en un 10%, con el propósito de reconocer a los refrigeradores sobresalientes. El resultado fue que por primera vez se otorgó el Sello FIDE a dos empresas con un total de 50 modelos de refrigeradores electrodomésticos.
Lo anterior motivó a que los demás fabricantes mejoraran sus refrigeradores, optimizando los componentes del sistema de refrigeración, modificando las paredes de aislamiento e introduciendo nuevas tecnologías en controles electrónicos.
En los dos años posteriores se incrementó la cantidad de refrigeradores de alta eficiencia con Sello FIDE y, debido a los acuerdos de Tratado de Libre Comercio entre México, los Estados Unidos y Canadá, en el 2002 se elaboró la tercera versión de la Norma, misma que se publicó en enero de 2003 como NOM-015-ENER-2002, en ella se redujeron los límites de consumo de energía eléctrica de los refrigeradores para que la Norma estuviera homologada con las de Estados Unidos y Canadá. Con esta determinación se obtuvieron ahorros de 21.5 % respecto a la Especificación Sello FIDE.
Para que los fabricantes cumplieran con los límites establecidos en la tercera versión de la Norma se siguió optimizando la distribución de flujo de aire y los espesores de las paredes de aislamiento con el objeto de mejorar el desempeño en el ahorro de energía eléctrica. De inmediato, el FIDE modificó sus límites en su Especificación para reconocer a los refrigeradores sobresalientes con un 5% de ahorro de energía eléctrica adicional a lo establecido en la Norma vigente, esto con el objetivo de continuar orientando a los usuarios del sector doméstico en la compra de los mejores productos.
Como consecuencia del interés de los consumidores por adquirir los mejores refrigeradores y la respuesta de los fabricantes por producirlos, se ha incrementado actualmente a 1300 modelos de 17 marcas registradas con el Sello FIDE, correspondientes a seis empresas.
En la gráfica se puede apreciar que si un usuario sustituyera su refrigerador adquirido hace 14 años por otro con Sello FIDE, estaría ahorrando en energía eléctrica aproximadamente el 49.3%; si fuera de hace 9 años, ahorraría aproximadamente el 32.9%.
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